(SIGLOS XVII Y XVIII)
A pesar de las limitaciones de la Inquisición y de las prevenciones centra los criollos, Quito, se convirtió pronto en centro cultural desde los principios del coloniaje.
La producción libraría colonial obviamente consistía en poemas y versos religiosos y místicos, herederos directos de la sensibilidad y temática, de España colonizadora. La enseñanza corrió a cargo de la iglesia y el claustro fue el foco donde irradio la cultura a través de las universidades y colegios coloniales. La vida de tres siglos de coloniaje estuvo saturada de fe religiosa y de una esperanza ultraterrenal.
La civilización cristiana y las prácticas medievales sentido definido a la audiencia de Quito la iglesia fue el órgano regulador de la educación en cuanto representaba una de las funciones de la cultura, en sentido religioso y educativo formaron una estricta unidad.
Los padres jesuitas formaron una biblioteca tan nutrida y rica y con la expulsión de los jesuitas de América ordenada por el rey Carlos III de España, dejando a cargo de la de la biblioteca a uno de los hombres más ilustrados de aquel tiempo como fue el doctor Eugenio Espejo.
Quito colocada en la mitad del mundo se constituyo en antena abierta de de las nuevas ideas. Introducción de la imprenta y establecimiento del primer periódico libertario de la Presidencia de Quito y segundo del Virreinato de Nueva Granada.
Los académicos franceses abrieron amplias rutas culturales a nuestras tierra se introdujeron libros de Rousseau, Montesquieu y Voltaire, así como también los enciclopedistas , en cantidades increíbles trayendo a Quito el intelectualismo doctrinal y científico.
Estefanía Gordón
Fuente: el periodismo en la dialéctica política ecuatoriana ALBUJA GALINDO32-53
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